El 2 de nov corrí en NY la que debía ser mi última maratón; sin embargo, hoy en BCN el sueño de emular a Philippides se ha vuelto a hacer realidad; sin apenas entreno, con 7 Kg de más y pensando en una retirada digna, tomo la salida de María Cristina, Fredy Mercury canta a Barcelona.
Salgo a 5:20 de manera anárquica y en el km2 veo a mis padres y me recomiendan ya una retirada, les digo que lo dejaré en la media pero me empiezo a cuestionar muchas cosas, corro con Nacho hasta la Plaza de España en el km12, es mi 1ª tentativa de abandono pero estoy muy entero, aflojo el ritmo y dudo durante unos instantes. En el Paseo de Gracia oigo a Salvador –el Notari- que me grita: “tú hoy acabas el Maratón”, sonrío y continuo corriendo.
Caen los Km y me acerco a la media maratón, me encuentro en mi mejor momento, las piernas responden muy bien y no noto el cansancio, la ilusión es máxima, cruzo la media en 2:04, aquí debo abandonar. Aparece entonces Miquel Pucurull y le lanzo la gran pregunta -¿puedo acabar el maratón sin haber entrenado? – me contesta que si, si muscularmente me encuentro bien, es cuestión de regular el ritmo de carrera. Aflojo mi ritmo y llego al km30, entonces vuelven de nuevo las dudas, el MURO está ahí, llamo a casa y hablo con Teresa sobre la locura que quiero cometer, es el punto de no retorno, una vez en el 30 sabía que no lo dejaría; entro en una lenta agonía que se prolonga hasta el km35, allí la vuelvo a llamar y me dice que coge a los niños y me espera en meta, toda esta farsa ahora es un MARATON, sufro igual que las 4 anteriores maratones y en el km38 los correcats eufóricos ven claro que terminaré y me animan y aplauden dándome las fuerzas que ya no me quedan, ahora solo corro con la ilusión de llegar a la Plaza España y conseguir mi 5ª medalla. Llamo a Teresa y le digo que esta vez quiero entrar en meta con Lucía, ella nunca ha visto el final de un maratón, imagino a Pablo con la ilusión de atesorar otra medalla más, Teresa se lo merece todo; al final de Sepúlveda aparece Xavi Papell, estoy corriendo con su dorsal, gracias a él hoy estoy en el maratón, a él se lo debo y se lo dedico, me compaña hasta el 42 y allí decido esprintar. Cruzo las Venezianas y veo que Pablo y Lucía corren hacia mi, es el final soñado de un día que no debía haber corrido el maratón, me acerco a Teresa, la beso y cruzo la meta corriendo de la mano de mis 2 hijos, en ese momento el crono marca 4h 43´ se me ha escapado por 1´ un nuevo 42.
Salgo a 5:20 de manera anárquica y en el km2 veo a mis padres y me recomiendan ya una retirada, les digo que lo dejaré en la media pero me empiezo a cuestionar muchas cosas, corro con Nacho hasta la Plaza de España en el km12, es mi 1ª tentativa de abandono pero estoy muy entero, aflojo el ritmo y dudo durante unos instantes. En el Paseo de Gracia oigo a Salvador –el Notari- que me grita: “tú hoy acabas el Maratón”, sonrío y continuo corriendo.
Caen los Km y me acerco a la media maratón, me encuentro en mi mejor momento, las piernas responden muy bien y no noto el cansancio, la ilusión es máxima, cruzo la media en 2:04, aquí debo abandonar. Aparece entonces Miquel Pucurull y le lanzo la gran pregunta -¿puedo acabar el maratón sin haber entrenado? – me contesta que si, si muscularmente me encuentro bien, es cuestión de regular el ritmo de carrera. Aflojo mi ritmo y llego al km30, entonces vuelven de nuevo las dudas, el MURO está ahí, llamo a casa y hablo con Teresa sobre la locura que quiero cometer, es el punto de no retorno, una vez en el 30 sabía que no lo dejaría; entro en una lenta agonía que se prolonga hasta el km35, allí la vuelvo a llamar y me dice que coge a los niños y me espera en meta, toda esta farsa ahora es un MARATON, sufro igual que las 4 anteriores maratones y en el km38 los correcats eufóricos ven claro que terminaré y me animan y aplauden dándome las fuerzas que ya no me quedan, ahora solo corro con la ilusión de llegar a la Plaza España y conseguir mi 5ª medalla. Llamo a Teresa y le digo que esta vez quiero entrar en meta con Lucía, ella nunca ha visto el final de un maratón, imagino a Pablo con la ilusión de atesorar otra medalla más, Teresa se lo merece todo; al final de Sepúlveda aparece Xavi Papell, estoy corriendo con su dorsal, gracias a él hoy estoy en el maratón, a él se lo debo y se lo dedico, me compaña hasta el 42 y allí decido esprintar. Cruzo las Venezianas y veo que Pablo y Lucía corren hacia mi, es el final soñado de un día que no debía haber corrido el maratón, me acerco a Teresa, la beso y cruzo la meta corriendo de la mano de mis 2 hijos, en ese momento el crono marca 4h 43´ se me ha escapado por 1´ un nuevo 42.
En NY corrí mi último maratón, hoy en BCN he corrido el 5º y ahora sé que no será el último.
Philippides, nos vemos en Sevilla 2010